Vitolo
Hoy me toca hablar de un amigo, de Vitolo. De nuestro Vitolo que se está dejando la piel en el fútbol griego para que, tanto el como su familia, puedan aspirar a tener un futuro mejor.
Es un enorme sacrificio para Vitolo, que es tan familiar, tan de sus padres, de su sobrino, de su hermana, de sus amigos, estar tan lejos. Yo siento siempre su nostalgia, la siento todas las noches porque ya, desde hace años, hablamos casi todos los finales del día aunque sea unos minutos. Vitolo extraña su tierra de una forma desgarradora, épica, sentida. Me pide fotos de lo que voy a comer, me pregunta por el tiempo, por los amigos, por todo. En Vitolo está todavía viva esa nostalgia de su niñez en Valleseco y, todo lo que tiene es muy merecido porque le ha costado muchas lágrimas de lejanía y de soledad.
Es de admirar, es de reconocer esa entrega anual, el congregar a la prensa, a personas importantes unidas todas por una misma causa.
La amistad de Vitolo para mi es una bendición. Que afortunado soy teniendo su cercanía y su comprensión.
Vitolo una vez me dijo que sí el camino lo había situado en donde estaba, él tenía que intentar colaborar con los que más lo necesitan.
Yo se que Vitolo solo no puede arreglar el mundo aunque él lo quisiera, pero si todos empujamos un poco hacia la misma dirección, seguro conseguiremos un mundo más justo y humano.
Por Eso hoy, públicamente, te digo lo orgulloso que me siento de ser tu amigo, de quererte, de admirarte, de valorarte y de reconocerte.
Yo te extraño todos los días, nosotros te extrañamos todos los días.
Estoy seguro que tu sexto partido benéfico será todo un éxito porque es un sueño compartido por todos.
Un ejemplo a seguir.
Un abrazo amigo mío.