Recuerdos Navideños

19 diciembre, 2012 at 8:47

portalMi reflexión de hoy. Supongo que todos tenemos recuerdos navideños que no se borrarán de nuestras mentes. Hace unos días les conté la experiencia de las Navidades en Venezuela y hoy, vienen a mi mente recuerdos de las fiestas navideñas en mi pueblo, Vallehermoso, cuando era un niño.

Recuerdo que mis tíos que ya vivían en Santa Cruz mandaban turrones, cajas de naranjas, peladillas, polvorones y de todo lo navideño a casa de mi abuela Eulalia. Nosotros a escondidas ( no se porque porque nunca nos negó nada) subíamos por la escalera del salón y » asaltábamos» los dulces que venían desde Santa Cruz. Una vez me puse malo de tanto comer polvorones. Peor fue mi hermana Ani, que en unas Navidades, siendo una chiquilla, le cogió el gusto a un litro de » Mistela» que estaba en la mesa del salón por sí llegaban visitas. Mi hermana empezó a tomarse lo que hoy se denominarían » chupitos» y se cogió una turca fabulosa. Yo tendría 7 años y todavía me acuerdo y me río solo. Ella decía, ayyyy que dulcito está esto, hay que dulcito está esto, y se bajó el litro de Mistelaportal  de la gomera. ( cuando lea esto me mata).

Recuerdo el sabor de la naranja. Nosotros comíamos naranjas en Navidad, tanto del país como de fuera.

Doña Nelida y Doña Julia Mora nos preparaban las poesías para la misa del gallo. Yo disfrutaba lo más grande, que feliz fui en mi infancia. Aún recuerdo a mi hermana ( la misma de la Mistela) que hizo de virgen María en un Belén viviente. Yo tenía que hacer de pastorcillo y cuando pasé al lado de ella decía: Ani, Ani, eres Ani, y ella ni se movía. Doña Petra Fernández,,cariñosamente, me sacó de allí porque sí me dejan, les arruino el Belén viviente.

Yo siempre fui un niño muy precoz, muy feliz y me las ingeniaba para quedarme siempre con los mayores en la sacristía de la iglesia porque allí empezaba la parranda de » lo divino». Recuerdo el vozarrón de Ramón Luis cantando » campanitas que vais repicando» y a mi aquella canción me enternecía y hasta a veces se me escapaban las lágrimas.

Yo todo lo imaginaba, me imaginaba a los peces en el río, me imaginaba a la virgen peinándose, me imaginaba a las campanas de Belén e incluso, miraba a ver si veía algunos ángeles como decía la canción.

Otra cosa que no se me puede olvidar es el olor a los dulces que hacia Doña María en su panadería del palmar. Muchas veces fui a ver y a oler, también a comer. Olores a dulces gomeros, a anís, a cocina artesana. Los ñames guisados se olían también en la calle. Era todo diferente, la Navidad surgía como por arte de magia.

Yo cuando llegaba a casa, le contaba a mi abuela todo, y contándole me iba quedando dormido. Eran días muy intensos donde éramos inmensamente felices. Ya lo más grande era cuando se ponían » conferencias» para hablar con tus familiares en Santa Cruz a través de las centrales telefónicas de clavijas.

El chocolate en la mañana con las galletas gomeras, el imaginar sí los reyes nos traían algo, jugar con nada ( yo me imaginaba que los riscos eran personas y me inventaba diálogos entre ellos) ir a la tienda de Don Mariano que tenía algunos juguetes y quedarme horas mirándolos. Esperar al cartero que traía los cheques que venían de Venezuela.

Que recuerdos tan maravillosos. Como dice el refrán: cualquier tiempo pasado fue mejor.

Otro día les hablo de los veranos, de los juegos, de los reyes. Y de muchas más cosas.

Aún me queda la capacidad de ilusionarme.

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