La tragedia de Bangladesh

14 mayo, 2013 at 6:28

Queridos amigos, amigas y confidentes.
Lo sucedido hace una semana en Bangladesh debe hacernos reflexionar sobre la producción del sector textil y la moda. Esa moda y la tendencia de la que tanto nos gusta hablar, de las que tantas revistas especializadas en el mundo comentan, de las que tantos expertos hablan sobre el glamour, las pasarelas, las luminarias y el papel couché.
Pues en uno de los países más pobres de este planeta, donde viven prácticamente de la confección, donde muchas de las grandes marcas fabrican a precios miserables con salarios miserables, ha sucedido una enorme catástrofe donde han perdido la vida más de mil personas.
En jornadas interminables, hacinados en fábricas de papel cartón, sin ningún tipo de seguridad ni de humanidad trabajan miles y miles de personas, muchos de ellos niños y niñas para poder tener la producción a tiempo y enviarlas a los países del primer mundo para que la consuman devoren e iluminen los escaparates de las millas de oro de las ciudades.
Y no podemos quedarnos impasibles ante semejante tragedia. La cooperación al desarrollo también tiene que pasar por la responsabilidad social de las empresas. La Cooperacion al desarrollo no es dar limosnas, es luchar por un mundo mas justo e igualitario. Es creernos que debemos cooperar desde donde podamos y desde donde nos toque para exigir una mayor justicia social. Empresas que cotizan en bolsa, que están pendientes del devenir de los índices bursátiles pero que a esas miles de personas se les pagan salarios de dos euros al día.
Dos euros al día por cortar y coser cientos de camisetas diarias que al consumidor final le pueden costar unos cincuenta euros cada una. Dos euros al día para poder comprar el arroz y esperar los monzones porque cuando azota el temporal no se trabaja y no se paga y evidentemente no se come.
Es terrible la tragedia. Pero más terrible es cuando leí en un medio de comunicación que uno de los » dueños» de aquella Torre de Babel llamada «fábrica» se lamentaba de la cantidad de maquinaria que había perdido mientras no dejaban de sacar cadáveres abrazados a una máquina de coser y los familiares lloraban a sus muertos.
Yo llevaré al Próximo Pleno del Cabildo de Tenerife una moción para instar y exigir a los organismos competentes tanto nacionales como internacionales que efectúen una especial vigilancia a las empresas del sector textil radicadas en este país para que actúen con humanidad, con solidaridad y que no se permita comercializar los productos textiles u otros donde la explotación y la calidad de vida infrahumana sea una normalidad. Si queremos un mundo más justo e igualitario debemos estar vigilantes.
No se puede permitir que nos aprovechemos de la miseria humana y le saquemos rédito para que las cotizaciones en bolsa aumenten.
Yo creo que todas las prendas del sector textil que se comercialicen en España y en la misma Europa deberían llevar una etiqueta donde explique que la misma ha sido confeccionada «sin atentar contra ningún derecho de las personas».
Ahora, parece que en Bangladesh, las autoridades se están dando cuenta de lo que lleva años sucediendo. Ahora después de que los muertos se cuentan por miles y de que sólo queda el llanto y el horror. Unos lloran a sus familiares y otros lloran a la maquinaria que han perdido.
Se hace necesario un código de buenas prácticas para tener un mundo más justo y más humano. Los que fabrican esas camisetas o esos tenis de marca, jamás se los podrán poner porque para adquirirlos deberían estar trabajando dos años sin comer.
He terminado de escribir esta reflexión y enciendo una vela para ver si puede haber luz en medio de tantas sombras y de tanta tristeza que, aunque esta vez la tragedia no habló nuestro idioma ni tenía el color de nuestra piel, ni ha estado cerca no puede dejarnos impasibles.
A veces. Detrás del glamour hay tristeza, desgracia y amargura.
Feliz martes amigos y amigas.

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