El taxista.
Mi reflexión de hoy. Queridos amigos y amigas.
Hoy me contaron una historia realmente sorprendente. Unos turistas tomaron un taxi en Santa Cruz hacia el Puerto de la Cruz y después de pagar el servicio, el profesional del taxi se da cuenta que en el asiento de atrás hay una cartera con unos mil quinientos euros, tarjetas, y documentación varia.
El taxista, que ya estaba llegando nuevamente a Santa Cruz al ver la cartera retrocede y regresa al hotel, ya casi la una de la madrugada, entra en recepción y pide ver a los dueños del objeto y el dinero perdido. El recepcionista dijo que se lo dejara en recepción pero el taxista se negó y dijo que lo entregaba personalmente.
Una vez que el recepcionista llamó a los turistas, a los quince minutos bajaron y aún no se habían percatado de que habían extraviado sus pertenencias. El taxista se las entregó y los visitantes en señal de agradecimiento le dieron una propina.
Se intercambiaron los teléfonos, se tomaron algo en la recepción del hotel y al siguiente día el taxista volvió a buscarlos a petición de los ingleses que estaban pasando unos días aquí.
No se como se entenderían, pero al final terminaron tomando café en la casa del taxista que vive en el el Barrio de La Alegría justo en los pisos que pertenecen a la junta del puerto. Allí departieron con la humilde familia y la hija del taxista les indicó que estaba en la escuela oficial de idiomas estudiando precisamente la lengua anglosajona.
Pues mira por donde, los ingleses de Edimburgo le ofrecieron a esta joven chicharrera de 19 años que porque no se iba a terminar de estudiar al país de la lengua nativa de ese idioma tan necesario en estos tiempos. Obviamente la joven no aceptó, en principio.
Me siguen contando la historia y me cuentan que los ingleses, una vez llegaron a su país, lo primero que hicieron es enviarle un billete pre-pagado a esta joven que en estos días se irá a practicar el inglés gracias al gesto de su padre.
Es que la vida es así amigos y amigas. Hay muchísima más gente buena de la que no lo es, hay mucha gente honrada, bondadosa, de buenos sentimientos, abierta, afable, que se pone en la piel del otro. Gente de corazón inmenso, gente de probada lealtad, gente que hace que este planeta siga teniendo esperanza.
Esta noticia de que un taxista devolvió una cartera con mil quinientos euros seguramente no sale en ningún medio de comunicación, no creo que al profesional del transporte de pasajeros le importe mucho. Él hizo lo que tenía que hacer, lo que su conciencia le dictó, lo que el corazón le mandó.
Esa historia anónima a mi me llegó al alma. Me hizo seguir creyendo, me hizo sentir orgulloso de mi tierra, de mi isla y de mi gente.
Un café en el Barrio de La Alegría da para mucho queridos amigos. Estoy seguro que los ingleses de Edimburgo conocieron la verdadera autenticidad de la gente nuestra. Por supuesto que la conocieron.
Con esta reflexión, quiero testimoniar mi mayor reconocimiento a todos los taxistas de esta isla en la figura del señor del Barrio de la Alegría. A todos los profesionales del taxi que hacen que esta isla, que vive del turismo sea amable, segura, cariñosa, afable y agradecida.
Ahora, cada vez que tome un taxi me acordaré de la joven que se fue a Edimburgo a estudiar inglés gracias a ser como somos.
Un abrazo a todos. Feliz miércoles.