» El Taxista Haitiano».

2 septiembre, 2014 at 4:07

Cuando hago un viaje, corto o largo, siempre se me queda un recuerdo principal en la mente y, en este agosto visité Miami en un viaje más familiar que vacacional, fueron catorce días de emociones, sentimientos, sensaciones. Y con todo lo que pude ver, lo que pude sentir, lo que pude disfrutar y lo que pude observar me quedo, sin lugar a dudas, con un recuerdo imborrable para mi memoria : «el taxista haitiano» .
Pierre era y es su nombre. Tiene 28 años y nació en Puerto Príncipe, la capital de Haití, pero hace cinco años que llegó a Miami en un barco clandestino. En todos los lugares del mundo el fenómeno de la emigración deja huellas, amarguras, magüa, tristezas, sueños tirados por la borda, como dice alguna canción que también cuenta que muchos no llegan, y un largo etcétera, pero Pierre llegó a Miami, llegó a un Miami clandestino que en nada se parece a las series que vemos en televisión de grandes edificios, canales, lagos y una vida «very nice cool». Por más «Dios de ébano que seas», debes pasar ese suplicio del » emprendedor obligado».
Pierre, desde que llegó pidió » asilo económico y humanitario » como él me contó, en el país del mundo de mayores oportunidades y de más lucha, me indica el «moreno haitiano» . Un amigo le comentó que conocía una persona que alquilaba un taxi. A Pierre le dio una especie de vértigo que produce el no conocer los espacios ni medir las distancias, pero no le quedó más remedio que aceptar la oferta que le hiciese un amigo también haitiano. Desde ese entonces, Pierre se graduó de taxista en Miami. Bueno, no precisamente desde ese momento. Antes hubo un año y dos meses de auténticas penurias hasta conseguir la » social Security » americana, porque, sin eso, no eres nadie en Estados Unidos así como la licencia de «Driving» y todas las bendiciones, tan típicas en Estados Unidos hasta que, por fin, te dejan formar parte de esa sociedad, hasta que te dan por » asilado», hasta que formas parte de una sociedad con un mimetismo a veces agobiante.
Tomé el taxi en «Ocean Drive» para que me llevase al otro extremo de la ciudad porque me hicieron un encargo muy «Made In Usa» que sólo estaba en algunas tiendas de los grandes Mall de Florida, justo en el otro extremo de Miami.. Allí estaba Pierre como un gran comandante de un súper avión pero en su taxi. Cuando lo miré y le di la dirección me dice: » me llamo Pierre, desea hablar ? En un inglés afrancesado que, después resultó ser que también hablaba español. » ya en Miami debes hablar español» dice el Haitiano. Por supuesto que «deseaba hablar», yo siempre deseo hablar.
Realmente él haber dado el » si» me costó una entrevista con preguntas llenas de mucha curiosidad. Pierre no sabía ubicar las Islas Canarias en el Mapa. Las situaba al lado de la isla de Guadalupe. Después lo entendió cuando, incluso programamos un » viaje virtual» en Google Earth » desde Puerto Príncipe a Candelaria» en Tenerife. Google te lleva. Pierre sonreía y decía: » de Puerto Príncipe a Candelaria»……le hablé de Candelaria. Cuando le dije que Candelaria tenía mar, playa me dice » ah, entonces es como Miami». Yo sonríe y callé.
Pero claro, quedaron muchas cosas sin hablar, sin decirse, sin explicar, sin conversar. Por lo que » el Taxista Haitiano» justo cuando terminaba de trabajar se pasaba por Ocean Drive para volvernos a encontrar y acudir como cada tarde a un pequeño café que estaba justo en las playas de esa maravillosa zona de Miami. También otras veces nos íbamos a Hayalia ( se pronuncia así) a un ruidoso restaurante de comida típica haitiana . (nunca la había probado) y es muy parecida a la de República Dominicana y a la comida caribeña. La llaman comida «creole» y lo mejor de todo era un pollo con una salsa picante y una crema de judías acompañada de arroz blanco y plátanos fritos.
Y así pasé una semana conociendo, a ratos, lo más profundo de «Puerto Príncipe» sin estar. Gente imaginaria, escenas dantescas, escuchando un francés españolizado. Pude viajar a mundos surrealistas a través de la voz de Pierre, pude sufrir incluso con todo lo me contaba de su familia, los que habían muerto en el pasado terremoto que ya lo decía con una resignada normalidad. Pude preguntar si era cierto lo del » vudú». Hablamos hasta del desaparecido Douvalier, quien fuera dictador de la mitad de la isla llamada » La Española» cuando la descubrió Colón.
Pero claro, la despedida llegó también. -» Pierre, mañana me voy «, le dije. Me contestó que ya lo sabía. » -volveré-» le dije. Pierre me contestó que » -eso solo Dios lo sabe»-. Esa última noche cenamos en un restaurante americano donde la voz de Pierre se mezclaba con el olor a Burger y salsas agridulces al más puro estilo » You E Sey».
No se sí me mandará algún correo electrónico » tengo uno pero casi nunca lo miro porque casi nadie me escribe» me dijo Pierre, no se sí esta amistad que nació se irá diluyendo, no se si Pierre le dirá a alguien que se monte en su taxi si tiene ganas de hablar. Como dice el » taxista haitiano» – eso solo Dios lo sabe-.
Y mientras tanto, aquí les dejo una foto de el paseo que hicimos algunas tardes por Ocean Drive y lo que no sabe ni sabrá quizá Pierre, es que ha sido el protagonista de una historia que he contado y que la titulo: » el taxista haitiano». Si algún día nos volvemos a ver ( eso solo Dios lo sabe) se la enseñaré y se la leeré.
Pierre seguirá con su » Sueño Americano» de triunfar también como cantante de música haitiana. Ya había grabado algunas maquetas, y yo también tendré mis sueños, algunos intactos.
Y ahora, a veinte mil pies de altura, mientras me alejo de Ocean Drive, en un viaje real y no de google Earth, escribo esta historia porque no quería que quedara en el anonimato. Porque «lo escrito, escrito queda». Todo lo que escribes ya se vuelve real.
Buenos días amigos y amigas.

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