» el maquillador». 

13 julio, 2015 at 11:59

Queridos amigos y amigas, los que nos seguimos, los que nos leemos:Hace tiempo que no escribo ningún post en mi Blog. Realmente lo he tenido un “poco abandonado”, “muy abandonado” y me encantaría enmendar el error para seguir contando mis vivencias y mis historias.
El verano se presta a historias que te han sucedido y hoy quiero contarles la del “Maquillador”
Sucedió allá por los “años 80” en la ciudad de Caracas que acogía a muchos inmigrantes de diferentes países sudamericanos y europeos. Este fue el caso de un simpático colombiano llamado Benjamín que ahora mismo no recuerdo bien como llegó a nuestro grupo de amigos siendo uno de los más queridos. “Los Colombianos tienen un especial don para las relaciones humanas”, encima, Benjamín era “costeño”, para ser más exactos de Cartagena de Indias, una ciudad Patrimonio de la Humanidad y bañada por el mar Caribe con olores atlánticos.
En aquel entonces, Caracas era una ciudad vertiginosa, prodigiosa, próspera, maravillosa. (los que han vivido y viven en Venezuela saben de lo que estoy hablando) y Benjamín se mimetizaba en aquella Caracas que también te podía devorar de un solo bocado. Creo que por eso teníamos un tejido social tan sólido que, aun hoy, a través de las redes sociales conservamos.
Benjamín era muy hábil para salir adelante. Llegó a Caracas y se convirtió en “Maquillador”. ¿A qué te dedicas Benjamín? Soy maquillador. Pero ¿en qué sitio trabajas? De donde me llamen. Y ¿te gusta tu trabajo? A veces sí y a veces no, todo depende de la clientela.
Y tampoco es que entráramos mucho más en el catálogo de profesiones de nuestros amigos, como tampoco lo hicimos con Benjamín.
Cierto es que muchas veces, Benjamín no podía acudir a cenas o reuniones entre amigos porque se le “acumulaba el trabajo”. “Hoy no puedo ir porque tengo mucho trabajo de maquillaje”. Y nosotros no le dábamos mayor importancia.
Hasta que sucedió lo que tenía que suceder.
La Parroquia “el Recreo” elegía a su Miss que después tendría que competir en Miss Distrito Federal, lo que le daba opción a concursar en uno de los certámenes de belleza más cotizados del planeta “Miss Venezuela”.
Aún recuerdo el nombre de la candidata pero permítanme que no lo dé porque sé que inmediatamente irían a Facebook a buscarla.
Nos pusimos manos a la obra, se compraron las telas en un almacén de unos señores Judíos (la colonia judía en Caracas es numerosa) se habló con el “Gordo Mejias” que ya no está entre nosotros para que nos asesorara en todo, se habló con un peluquero Italiano para la peluquería, y, para no dejar a nuestro amigo Benjamín por fuera de “nuestra aventura” le encargamos el maquillaje de la candidata.
Benjamín se quedó sin palabras, blanco, mudo. Nos miraba fijamente con una cara de autentico susto cuando de repente nos dice “LO SIENTO, YO SOLO MAQUILLO MUERTOS”.
Nosotros nos miramos y cada cual reaccionó de manera distinta. Lo recuerdo como si hubiese pasado ayer. Uno le dijo algo así como “Colombiano tenias que ser”, otro le increpó que como era posible que no nos lo hubiese dicho antes, otro le preguntó qué en que funeraria trabajaba y a mí me dio un “enorme ataque de risa”. La risa es tan contagiosa que al final todos nos reímos a carcajada.
Y es que muchas veces en la vida maquillamos situaciones, maquillamos el amor, maquillamos acciones, (lo que ahora se llama postureo) y es que en definitiva: “maquillar puede significar tapar defectos”. Y a nadie le gusta que se le vean sus “imperfecciones personales”. Por eso estamos continuamente maquillando.
¡¡Mira a ver como se lo vas a decir!!!. Eso es maquillar una situación que nos sucede muchas veces.
Por cierto, la Miss se presentó y la maquilló una amiga nuestra nacida en Cumaná. Quedó segunda finalista.
Benjamín regresó a Colombia cuando su país se puso económicamente mejor que Venezuela. Nunca lo he podido conseguir en redes sociales y nunca más supe de él.
Los muertos en Venezuela “se siguen maquillando”.
  Feliz verano amigos y amigas.