Sala Malecón

29 julio, 2015 at 12:45

Queridos amigos y amigas.Siempre el verano es una fecha propicia para viajar, para conocer otras culturas, otros países. Y hay destinos que te marcan profundamente. 

Tengo una amiga que le impactó tanto La India, que jamás volvió a entrar en un restaurante de comida rápida porque se acordaba de lo vivido en ese país. Es uno de los países que tengo que conocer antes de morirme. Tuve la oportunidad de ir hace unos años pero por motivos ajenos a mi voluntad no pude hacerlo.

Otra amiga mía viajó sola a Irán . Su conclusión final fue que » no era tan fiero el león como lo pintaban». Me comenta mi amiga que antes de morirme debo ir a Teherán porque es uno de los lugares más increíbles del mundo. A esta amiga le dije – pero crees que me voy a morir pronto ?-

Una pareja de recién casados están ahora en este momento en Japón. Me cuentan que es una cuna de cultura milenaria y que es un pequeño continente con grandes maravillas. » Efrain, tienes que venir a Japón».

Otros amigos míos han estado en Australia, Singapur. Tailandia, Alaska y siempre me cuentan sus grandes aventuras y terminan siempre con un : » tienes que conocerlo». 

Yo, afortunadamente también he viajado algo, no sé si mucho o poco, quizá lo suficiente. Conozco unos cuantos países. Tengo un problema que cuando me gusta un país lo visito muchas veces hasta conocerlo en profundidad.

Quizá, el viaje que mas me haya impactado fue aquel que hice en el año 1993 a Cuba. La isla del Caribe vivía un llamado » período especial » dada las consecuencias de la apertura de la URSS, la caída del muro de Berlín y la finalización de la Guerra fría. Yo, conocedor en ese viaje de las penurias que sufrió la población cubana ( cuando digo penurias sé de lo que estoy hablando) me alegro infinitamente que las relaciones con Estados Unidos se restablezcan. Fue un viaje de infinitas situaciones surrealistas como si estuviera viviendo una película de Fellini. Ese viaje jamás se me podrá olvidar y como los viajes para mí también tienen «sabor», a este lo recuerdo con sabor a pasta de guayaba casera con azúcar morena que comí en una casa en Ciego de Ávila. «Sabor y olor a Guayaba».

Otro destino que me impresiona aun y siempre es Turquia y muy especialmente la ciudad de Estambul. Aquí me sucede siempre que tengo la sensación de haber estado ahí, de haber vivido ahí, de que la persona que me habla la conozco de toda la vida. 

La primera vez que fui a Estambul me llevé un susto de muerte. Yo era renuente a visitar países árabes porque siempre tememos lo que desconocemos, » hasta que lo conocemos» . Pues bien, salí yo del hotel a comprar unos zapatos que había visto en la mañana. Era la noche ya ( además invierno y oscuro ) recuerdo que nevaba, y justo cruzando la esquina Me aparece un señor con chaquetas en la mano y me empezó a vociferar : » sale maricón» sale maricón » . Yo empecé a correr hacia el hotel y el señor corría detrás de mí gritando: » sale maricón » ( recuerdo que me resbalé en la nieve) y Cuando llegué al hotel estaban mis compadres y compañeros de ese viaje organizado en la recepción, me senté fatigado y les conté porque el señor todavía estaba fuera el hotel mirando hacia adentro y me miraba especialmente a mí con cara sorprendida. 

Mis compadres, enfadados, se lo contaron al guía que salió inmediatamente a hablar con el vendedor y entró muy sonriente para decirnos que el señor solamente me saludaba efusivamente diciendo » salá malecón» ofreciéndome su mercancía pero yo le entendí » sale maricón » ( era mi primer viaje a un país de cultura árabe) Como comprenderán, mis compadres tuvieron la fiesta garantizada para todo el viaje y aun todavía me dicen después de 15 años o más : » sale maricón» jajajajaja.

Vietnam, un viaje a Croacia, París, Venecia, Praga, Lanzarote, Marruecos, han sido otros destinos que me han impactado aunque yo a cualquier viaje siempre le encuentro un gusto especial porque soy » observador de Ciudad» 

Bueno amigos y amigas, sigan disfrutando del verano y hoy me despido con un cariñoso saludo » » salá malecón » ……: ustedes deben responder: » malecón salá» .

  

El interés mueve montañas» 

22 julio, 2015 at 11:04

 

Queridos amigos y amigas.

 

Hay una frase que hemos podido escuchar muchas veces en la vida que dice que “la fe mueve montañas”. Yo creo que quien pronunció esa frase lo dijo desde la más absoluta ingenuidad. Yo la cambiaría por la siguiente: “el interés mueve montañas”.

 

Y es que desde hace un tiempo, analizo el interés de algunas personas que se acercan a ti y que, estoy seguro, que si no estuviese donde estoy, cruzarían la acera para no saludarme.

Esas personas que intentan “ser agradables” cuando no te soportan, cuando no soportan que tu manera de ser, cuando no soportan tu manera de pensar. Esas personas que te critican pero que “no se despeinan” para pedirte el favor más inverosímil, esas personas que pasan por tu vida y que no te dejan ninguna huella y que, al final, lamentas el tiempo que perdiste.

 

Afortunadamente son pocas, pero son. Existen personas que durante la campaña electoral “huyeron“ de mí de manera despavorida. Ya empezaron a acercarse tímidamente cuando el Presidente del Cabildo decidió que iría en el número tres de la lista. “Se acercaron tímidamente” y casi en el anonimato para desearme suerte con la boca pequeña ( afortunadamente son pocas). Esas mismas personas se acercaron un poco más tarde para preguntarme las que áreas llevaría. Y algunas, incluso, como si nada hubiese pasado, se plantaron en mi lugar de trabajo para jurarme “amistad eterna y de toda la vida” y sacando los proyectos inverosímiles debajo del brazo.

 Recuerdo que algunos, incluso se hicieron los despistados en la Plaza España allá por los primeros días de mayo cuando casi tropezamos por casualidad. Yo, para no violentarles, hice lo mismo: “como si no nos hubiésemos visto”. Qué casualidad no pasó un mes cuando los vi en la toma de posesión de los Consejeros del Cabildo y juraron que habían venido a verme a mí y a desearme todos los parabienes.

Gente que te usa, que estoy absolutamente seguro que muchos de ellos esperaban la más amarga derrota de mi formación política, gente que vive analizando la vida de los demás, gente que solo se arriman al mejor postor, gente inescrupulosa. ( afortunadamente son pocas)

 

y, aunque no lo parezca, los detecto inmediatamente. A veces el radar que tengo tarda en detectarlos, pero lo logro. Una vez que los detecto siempre actúo como si nada hubiese pasado porque, hay personas con las que no puedes actuar con sinceridad y entonces, simplemente, le das” una cucharada del mismo jarabe”. Claro, no tardarán en llamarte falso pero como dicen en Venezuela . ¿ Que es una raya mas para un tigre?.

Gente que me recuerda el título de una famosa película española: “nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto”. Pero lo que no saben es que todas las mañanas, en mis oraciones, pido un alejamiento.

 

Por eso yo me quedo con la gente autentica, la gente cristalina como el agua que brota de un manantial sin contaminar, la gente que no tiene doblez, la gente sencilla, la gente que vive la vida como si fuese el último día de su vida, la gente positiva que es capaz valorar lo que puedes hacer sin grandes boatos, la gente que te mira a los ojos, la gente que dice que piensa diferente a ti y que se respetan, la gente autentica.

 

Por eso, es que he conservado amigos desde épocas ya casi inmemoriales. Amigos que incluso viven en otros países y que no existe el interés. Amigos de los que me retroalimento.

Por eso es que cuando veo una persona auténtica y nítida, me aferro a ella para nutrirme y para aprender siempre e intento no dejarla escapar.

Y es que nada es eterno en la vida. Pero quizá, aunque poco les interese a algunas personas, les puedo asegurar que estoy preparado para que el teléfono móvil no suene. Es que cuando vas teniendo una edad valoras las cosas más sencillas de la vida y te hay situaciones que te “ sacan” una sonrisa un tanto irónica.

 

  Ay amigos y amigas……. Y los que nos queda por ver. “EL INTERES MUEVE MONTAÑAS”.

 

 
 

Hoy confieso que tengo un vicio».

20 julio, 2015 at 8:34

Queridos Amigos y Amigas. 

Hay algo que no puedo evitar, creo que lo hago desde que tengo uso de razón y hoy quiero confesarlo ante ustedes, es algo que me es imposible evitar. Siempre me pasa cuando estoy solo y debo confesar que a veces me produce un enorme placer poder hacerlo, poder practicarlo, poder llegar a conseguirlo.

 Siempre, ese apetito voraz se me activa en el verano, siempre me sucede en esta estación del año cuando ese instinto se me pone “a flor de piel”.

Lo voy a reconocer después de haber meditado muchísimo hacerlo. “cuando estoy en la playa, oigo y escucho las conversaciones de los que tengo al lado”. Lo hago con premeditación. De ahí que debo reconocerlo.

 Reconozco que a veces me pongo los cascos, (uno solo) como haciendo que escucho música pero lo que estoy realmente escuchando es la conversación que tienen las dos chicas que están al lado mío y que hablan desde “el curro” hasta conversaciones de los novios.

Reconozco que me hago el dormido “boca abajo” y no estoy durmiendo. Estoy escuchando atentamente la conversación del matrimonio con su hijo donde el niño dice que después de la playa podían ir a McDonals con el “cabreo” de la madre y donde al final el padre cede y le promete que sí, que irán al restaurante de comida rápida de Las Caletillas.

 Yo reconozco que he simulado “leer un libro” y realmente he estado escuchando y husmeando la conversación de los tres colegas “Vigorexicos” que hablan de músculos, de dietas, de gimnasios, de cargas alimenticias, de bíceps, de tríceps. Creo que ellos mismos “de reojo” se observan día a día para ver si su “masa muscular” ha crecido.

 Reconozco que he mirado al horizonte casi en “estado de levitación “y lo que he estado haciendo es escuchando las conversaciones de los tres venezolanos que recuerdan su tierra amada. Siempre mis queridos venezolanos hablan con unos decibelios de más como si desearan que los demás escuchasen y estoy seguro que en el fondo es así. Como yo viví tanto tiempo en Venezuela no me sorprenden “las neveras” de playa y la música a cierto volumen. Con mis “casi paisanos” me lo paso genial escuchando y debo reconocer que sus conversaciones a veces me trasladan a Barquisimeto o a Cumaná.

Yo antes de poner mi toalla primero “husmeo” para ver en que sitio puedo disfrutar de “ese placer” que, entre el ruido del mar, se cuela en mis oídos que no es otro que “escuchar”.

  

 Creo que nos sucede un poco a todos. Por eso, es que quiero hacerlo constar como el que es ludópata que se prohíbe entrar en los bingos. Yo lo digo aquí para “cuando me vean llegar y tender la toalla” sepan y estén advertidos que “me encanta escuchar”.

Feliz verano.

 

 

» el maquillador». 

13 julio, 2015 at 11:59

Queridos amigos y amigas, los que nos seguimos, los que nos leemos:Hace tiempo que no escribo ningún post en mi Blog. Realmente lo he tenido un “poco abandonado”, “muy abandonado” y me encantaría enmendar el error para seguir contando mis vivencias y mis historias.
El verano se presta a historias que te han sucedido y hoy quiero contarles la del “Maquillador”
Sucedió allá por los “años 80” en la ciudad de Caracas que acogía a muchos inmigrantes de diferentes países sudamericanos y europeos. Este fue el caso de un simpático colombiano llamado Benjamín que ahora mismo no recuerdo bien como llegó a nuestro grupo de amigos siendo uno de los más queridos. “Los Colombianos tienen un especial don para las relaciones humanas”, encima, Benjamín era “costeño”, para ser más exactos de Cartagena de Indias, una ciudad Patrimonio de la Humanidad y bañada por el mar Caribe con olores atlánticos.
En aquel entonces, Caracas era una ciudad vertiginosa, prodigiosa, próspera, maravillosa. (los que han vivido y viven en Venezuela saben de lo que estoy hablando) y Benjamín se mimetizaba en aquella Caracas que también te podía devorar de un solo bocado. Creo que por eso teníamos un tejido social tan sólido que, aun hoy, a través de las redes sociales conservamos.
Benjamín era muy hábil para salir adelante. Llegó a Caracas y se convirtió en “Maquillador”. ¿A qué te dedicas Benjamín? Soy maquillador. Pero ¿en qué sitio trabajas? De donde me llamen. Y ¿te gusta tu trabajo? A veces sí y a veces no, todo depende de la clientela.
Y tampoco es que entráramos mucho más en el catálogo de profesiones de nuestros amigos, como tampoco lo hicimos con Benjamín.
Cierto es que muchas veces, Benjamín no podía acudir a cenas o reuniones entre amigos porque se le “acumulaba el trabajo”. “Hoy no puedo ir porque tengo mucho trabajo de maquillaje”. Y nosotros no le dábamos mayor importancia.
Hasta que sucedió lo que tenía que suceder.
La Parroquia “el Recreo” elegía a su Miss que después tendría que competir en Miss Distrito Federal, lo que le daba opción a concursar en uno de los certámenes de belleza más cotizados del planeta “Miss Venezuela”.
Aún recuerdo el nombre de la candidata pero permítanme que no lo dé porque sé que inmediatamente irían a Facebook a buscarla.
Nos pusimos manos a la obra, se compraron las telas en un almacén de unos señores Judíos (la colonia judía en Caracas es numerosa) se habló con el “Gordo Mejias” que ya no está entre nosotros para que nos asesorara en todo, se habló con un peluquero Italiano para la peluquería, y, para no dejar a nuestro amigo Benjamín por fuera de “nuestra aventura” le encargamos el maquillaje de la candidata.
Benjamín se quedó sin palabras, blanco, mudo. Nos miraba fijamente con una cara de autentico susto cuando de repente nos dice “LO SIENTO, YO SOLO MAQUILLO MUERTOS”.
Nosotros nos miramos y cada cual reaccionó de manera distinta. Lo recuerdo como si hubiese pasado ayer. Uno le dijo algo así como “Colombiano tenias que ser”, otro le increpó que como era posible que no nos lo hubiese dicho antes, otro le preguntó qué en que funeraria trabajaba y a mí me dio un “enorme ataque de risa”. La risa es tan contagiosa que al final todos nos reímos a carcajada.
Y es que muchas veces en la vida maquillamos situaciones, maquillamos el amor, maquillamos acciones, (lo que ahora se llama postureo) y es que en definitiva: “maquillar puede significar tapar defectos”. Y a nadie le gusta que se le vean sus “imperfecciones personales”. Por eso estamos continuamente maquillando.
¡¡Mira a ver como se lo vas a decir!!!. Eso es maquillar una situación que nos sucede muchas veces.
Por cierto, la Miss se presentó y la maquilló una amiga nuestra nacida en Cumaná. Quedó segunda finalista.
Benjamín regresó a Colombia cuando su país se puso económicamente mejor que Venezuela. Nunca lo he podido conseguir en redes sociales y nunca más supe de él.
Los muertos en Venezuela “se siguen maquillando”.
  Feliz verano amigos y amigas.