Atrás queda agosto.

10 septiembre, 2013 at 6:44

Mi reflexión de hoy. Queridos amigos y amigas. Después de una pausa para que ustedes descansaran de mi, ya he vuelto con mis reflexiones que serán casi diarias y que intentaré comunicarme con ustedes de manera franca, sencilla, unas veces ocurrente, otras veces la comunicación será más seria pero siempre intentaré comunicarme.
Muchos tuvimos la suerte de tomarnos unos días de descanso, de ordenar las ideas, de mirarlo todo con » cierta equidistancia» de analizar, de extrañar a personas, incluso, de saber quienes están a tu lado sinceramente. La distancia a veces ordena tu mente y es bueno poder encontrarte contigo mismo para seguir avanzando en la vida.
En estos días he podido pensar mucho. A veces escuchando el ruido del mar, otras veces entre el bullicio de la ciudad, otras veces en medio de una carretera que conduce a un lugar desconocido y que, como son distancias a las que no estamos acostumbrados, te da tiempo de pensar, y de pensar mucho.
Pensar en los que te rodean, pensar en que tienes que corregir, pensar en los proyectos que debes impulsar, pensar en ti también.
Las vacaciones también sirven para aprovechar el tiempo que a veces no tienes para hacer cosas que estaban pendientes. Yo en mi caso, terminé varios libros que tenía a medio leer y a veces quise tener esa sensación de » no hacer nada» de detener unas horas el mundo y zambullirte en tus pensamientos y en una historia inventada con un final inmensamente feliz.
El encuentro con tu familia que tenías tiempo sin ver te hace también feliz. Ver a los tuyos como han crecido, como van definiendo las personalidades, como te puedes sentir profundamente feliz de ver a tus sobrinos, por ejemplo, que viven al otro lado del Atlántico, como se están haciendo adultos, como viven de manera intensa, como quieren degustar hasta el último minuto del día. Eso me hizo totalmente feliz.
Y vuelves a la tarea diaria. A los proyectos de todos los días, a la vida que en definitiva te toca vivir, al reencuentro, a la lucha diaria, al quehacer, a los problemas con soluciones, ( todos los problemas deberían tener una solución) a añorar a los que dejaste atrás, a esperar volver a verlos, a soñar, a vivir, a caminar hacia delante.
Y llega septiembre, ese mes que siempre me ha parecido mágico. Septiembre es un mes que huele a vendimia, a comienzos, a milla cero, a inicio, a sueños. Septiembre es un mes que siempre me ha parecido sublime. También es cierto que en el mes de septiembre cambió el mundo después del tristemente atentado a las Torres Gemelas de Nueva York. Todo cambió en septiembre. Tristemente cambió.
Y la vida se va rápido. Ya estamos leyendo los periódicos que nos hablan del carnaval, que nos hablan de fechas que están por llegar y que llegarán más rápido que tarde.
Por eso debemos vivir intensamente cada momento, vivir desde el respeto, desde la tolerancia, desde el amor, desde la humildad, desde la generosidad. En definitiva: vivir.
Y aquí me tienen, amigos y amigas, como siempre, compartiendo con todos ustedes mis reflexiones casi diarias y mis momentos con vosotros que disfruto intensamente. Aquí me tienen, intentando vivir siempre.
Y septiembre sigue su curso.
Un enorme abrazo a todos y a todas.

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