La Laguna, » una ciudad para quererla»
Mi reflexión de hoy. Ayer en la tarde fui gustosamente a la Procesión Magna de la Ciudad de La Laguna. A mi esta procesión me trae muchos recuerdos porque no se sí en alguna de mis reflexiones he contado que estudié unos años en el Seminario de La Laguna y por eso, la procesión me hizo viajar a mis años de, casi infancia, donde solíamos acudir a esa procesión, bien como público o en rigurosas filas con gran devoción donde acudíamos todos los seminaristas.
La Laguna siempre me atrae. Tengo un magnetismo especial con esa ciudad ya que, aparte de haber estudiado cuando niño, es un municipio donde tengo muchísimos amigos y grandes recuerdos.
Recuerdo cuando estudiaba en el seminario que siempre me las arreglaba para » lagunear» como dice ahora el lema tan acertado de esta ciudad. Se me iban muchas tardes » laguneando». Me escapaba, mejor dicho, me fugaba, por unas horas y me perdía por la ciudad de Los Adelantados. Me perdía.
Recuerdo que por la plaza del Cristo, en una de las calles, había una dulcería antigua, ( ya no existe) y la señora siempre me regalaba dulces porque » era seminarista». Muchas tardes salíamos a pasear por San Benito, por San Diego, por todas las calles y plazas.
A veces íbamos al convento de clausura de Santa Catalina de Siena, donde está Sor María de Jesús ( la monja santa e incorrupta) y allí tenía una amiga que pertenecía a ls congregación y hablábamos por un torno. Siempre también nos regalaban galletas y alguno manjares. Sor Teresa Tompson. Mi amiga se fue después a Carisbrooke, en la Isle of Wight y nos escribimos siempre.
Todos los domingos íbamos a la misa en la catedral de La Laguna, ( que ganas tengo de que vuelvan a abrir la catedral al culto). Allí todos los domingos estaba una señora que pedía limosna y siempre escuché una » leyenda urbana» que decía que la señora no necesitaba pedir y que cuando murió tenía en su casa millones de pesetas que había recogido con la limosna.
La Laguna está preciosa. Recuerdo las enormes quejas cuando empezaron a peatonalizarla, ¿ se acuerdan ? Y hoy nadie se puede imaginar esa ciudad sin las calles peatonales tan maravillosas y con esos comercios tan innovadores.
Durante la procesión me fijé la cantidad de comercios nuevos que han abierto, con un cuidado exquisito y agradables a la vista. Vi una freiduría nueva, heladerías, un restaurante de comida japonesa, varias tiendas de ropa recién inauguradas, un establecimiento de comidas para llevar y que anunciaban torrijas de Semana Santa. Me fijé en los escaparates. Algunos realmente excepcionales. Me fijé en las calles, en las fachadas. Me fijé en todo.
La Laguna se me da un aire a Antigua en Guatemala, pero también se me parece a La Habana vieja, o a la capital de las Azores, o a la parte vieja de Funchal, o al centro antiguo de Sao Paulo. la Laguna se me da un aire a Cartagena de Indias, o también a la parte antigua de Ciudad de México o a San Juan de Puerto Rico.Es que La Laguna fue fuente de inspiración en la época del descubrimiento de América. Lo que pasa es que en América » amurallaban » las ciudades y en La Laguna no. Aguere siempre fue una ciudad de » paz».
Por eso es que la leyenda o la publicidad de » Laguneando» es cierta. La Laguna es una ciudad para disfrutarla poco a poco. Su mercado, su vida universitaria, su devoción religiosa, sus pueblos aledaños cada uno con su sabor.
La laguna tiene sabor a cabello de angel, a dulce lagunero con una copita de Mistela, pero también tiene ese sabor de » puchero» en invierno con verduras de su Vega. La laguna huele a incienso, a pólvora de fuegos artificiales, huele a rosa en primavera, huele a familia, a tranquilidad. La Laguna es sinónimo de paseo, de calidad, de innovación de amabilidad.
Por eso es que esa ciudad produce ese gran magnetismo a todo el que la visita y a los que son Laguneros, les brillan los ojos cuando hablan de su ciudad.
Que bonita es La Laguna. Una ciudad » para quererla».