Desahucios.
Mi reflexión de hoy. Antes del triunfo de la revolución en Cuba, cientos y cientos de campesinos fueron echados de la tierra donde vivían y expulsados a las orillas de los caminos porque no podían pagar ni con cosechas, ni con dinero a los dueños de las grandes extensiones de terreno que eran unos latifundistas propietarios casi toda la isla y que se dedicaban, sobre todo, a las enormes plantaciones de caña de azúcar.
Esta terrible acción y otras por el estilo donde se mancillaban los derechos de las personas, fue el detonante de lo que hemos vivido hasta hoy en la isla del Caribe.
Familias con niños, familias de campesinos, de pequeños agricultores miraban perplejos e incrédulos como la tierra donde vivían era quemada para que la abandonaran. Aun, en las ocho vías que une la Habana con el centro del país se pueden ver asentamientos de “guajiros” como se les denomina en Cuba, al borde de las carreteras pero ahora, sin la “espada de Damocles” encima.
Esto también viene ocurriendo, sobre todo en las comunidades indígenas de América, en las grandes plantaciones de soja y que obligan a los aborígenes de esos lugares a abandonarlos por una expulsión de facto.
En África sucede exactamente lo mismo. Llegan los propietarios “legalmente legítimos”, los que han comprado las tierras a “cuatro pesetas”, meten las palas mecánicas y arrasan poblados sin ningún tipo de consideración. Podemos ver los “éxodos masivos” que nos recuerdan pasajes del antiguo testamento cuando los hebreos vagaban sin tierra por todo el mundo.
Aquí en España también sucede. Terriblemente sucede. Y encima de una manera salvaje, indiscriminada, descorazonada, atroz. Aquí en España se llaman “desahucios”.
No veo ninguna diferencia entre el cubano que le obligaban a abandonar su tierra antes de la revolución porque no tenía como pagar a la familia española que le obligan a abandonar su vivienda porque tampoco tiene como pagar. Porque el mismo sistema ha hecho que sea imposible pagar. No veo ninguna diferencia.
Al guajiro de Cuba lo lanzaban al borde de los caminos. Al ciudadano de España lo lanzan al “vacío” de la angustia y del terrible momento. Hasta en Cuba, la solidaridad brotaba a flor de piel, aquí en España, lamentablemente nos estamos acostumbrando a que los desahucios sean noticia diaria. Me está recordando cuando en la España terrorista almorzábamos con un efectivo asesinado y llegó a ser algo cotidiano del telediario, como normal, como habitual.
Leo en un informe de ADICAE que el Estado Español le ha dado a la banca española un total de 146.000 millones de Euros, lo que significa el 8,4% del Producto Interior Bruto de nuestro país.
Yo, sin ser economista, entiendo que gran parte de este dinero tiene o tenía que ser destinado a planes de choque urgentes para generar empleo, consumo y desarrollo económico. No pueden seguir los bancos ganando partida tras partida mientras están “lanzando” a los ciudadanos al borde de los caminos o al borde de los precipicios.
No se puede permitir que el dinero que se le inyecta a la banca, y que es de todos, no pase directamente a la economía productiva de este país. Y la economía productiva es que todos los ciudadanos y ciudadanas de este país puedan acceder a solicitar un crédito en condiciones normales para sacar adelante su proyecto de vida y a tener un empleo digno precisamente para pagar.
No hace falta ser economista para entender de realidades, para saber el drama que viven miles y miles de familias españolas, la falta de crecimiento económico, las nulas expectativas en la juventud, la gran descomposición del sistema, la falta de libertades y garantías, la pérdida de valores sociales. Eso lo entendemos todos y no hace falta ser economista. Esto es muy grave. Ya no valen buenas palabras, ya no valen buenos deseos, ya es hora de actuar con contundencia y con responsabilidad social.
Lo peor de todo es que, quizá, nos estemos acostumbrando a que esta situación sea “normal” como dije anteriormente y no lo es. No podemos perder la memoria jamás, y ahora más que nunca, debemos estar atentos y con los cinco sentidos activados.
Esta situación exige una solución inmediata. Habrá que cambiar todo lo que haya que cambiar para mantener el estado del bienestar de los ciudadanos/as. Habrá que generar un tejido social y económico comunitario porque realmente, administran lo que es de todos. Habrá que generar políticas de choque para que el dinero circule generando empleo. Es que estamos hablando de 146.000 millones de euros solo entre 2008 y 2010, y estamos en el 2013. Si esos fondos se hubiesen utilizado para activar el empleo, la situación de nuestro país seguramente sería otra, no hace falta ser superdotado para comprender que la situación actual sería distinta.
Ellos, los bancos, no pueden seguir en esta dinámica explotadora, desalmada y descorazonada. Los que eligen deben tener la capacidad de destituir. Si hablamos de participación ciudadana que sea efectiva, no en papeles y leyes para la foto.
Y mientras tanto, no se puede permitir que se generen situaciones como las que pasó en la Cuba pre-revolucionaria, que como dije en un principio de esta reflexión, expulsaban a las familias y las “largaban” a los bordes de los caminos y las cunetas de las carreteras provinciales. Ojo avizor porque la situación ahora, aquí, es totalmente igual, o peor.
Buenos días amigos y amigas.