Pichí vs Espartaco
Mi reflexión de hoy. No sé si les había dicho alguna vez que tengo un pájaro en mi casa. El pajarito llegó un día porque a mi madre se le ocurrió la feliz idea de traerlo para que me hiciera compañía. En un principio no lo agradecí mucho pero después me encariñé con mi “nuevo amiguito”.
El primer disgusto fue el nombre que le puso mi madre al pajarito. Lo llamó “Pichi”, yo le dije, – mamá ¿cómo llamaste al pájaro? Pichi me respondió. Yo le dije que ese nombre era de “Chulo Madrileño, que incluso había una canción de una famosa zarzuela que así lo decía. Me preguntó como quería yo llamarlo y le respondí sin dudarlo que “Espartaco”. Mi madre me dice: ¿pero cómo vas a llamar a un pájaro “estropajo” (oyó mal evidentemente) y el pajarito se quedó “pichi” faltaría más.
Pero esta mañana surgió el milagro. A las 6:53 (según el reloj de canal satélite digital) pichi volvió a cantar. Inundó la casa nuevamente con su trinar y, no lo podrán creer, me emocioné muchísimo. Yo me acerqué a la jaula, y cantaba, cantaba, trinaba que parecía una autentica orquesta sinfónica. Y yo, ayyyyyy pichi, no me lo puedo creer¡¡¡¡¡ deja que venga mamá y te escuche nuevamente, menuda alegría se va a llevar.
También le mandé un washap a un amigo mío para decirle que el pajarito volvió a cantar. Porque mi amigo cada vez que va a mi casa entra directamente y lo saca de la jaula para jugar con él. Claroooo¡¡¡¡¡ cuando no está mi madre. Jejejejeje.
Pues parecerá lo más simple, pero no vean lo feliz que me hizo hoy “Espartaco” perdón¡¡¡ “pichi”.