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El collar mágico de Yousaf . Me lo contaron en Estambul (3)

1 septiembre, 2015 at 13:08

Me lo contaron en Estambul. (3)Ella era francesa, de nombre Silvie y de 32 años de edad. Llegó a Estambul una mañana de primavera donde la ciudad huele a “flor recién cortada” mezclada con almizcles y jabón perfumado de anís.

El era de la zona turca del Kurdistán, 37 años, de nombre Yousaf, y con varias tiendas de bisuterías, piedras semipreciosas, solo piedras, collares, colgantes, broches, bronce, cobre. En fin, una especie de quincalla de avalorios quizá sobrevalorados pero que, si realmente crees que el valor es ese, pues se convierte en realidad.

Silvie, desde luego, no era ajena a estos complementos y podía pasar horas observando los escaparates y preguntando mil cuestiones sobre un solo collar, como de hecho sucedió. . Silvie trabajaba en una editorial en la ciudad Francesa de Dijón, famosa por su mostaza. Ella se tomó un año sabático y su aventura finalizaba en el “ cuerno de oro” después de haber estado en medio mundo.

Y llegó el encuentro, y llegó la magia. Ella estaba mirando un collar por quinta vez cuando, de repente vio que alguien le tocaba el cuello y le colocaba de manera muy delicada el collar en su cuello. Era Yousaf que, con una sonrisa absolutamente cautivadora le dijo lo siguiente:- llevo días observando que usted siempre se detiene ante este collar, así que es suyo”-. Silvie no quería aceptar el obsequio pero ante la insistencia de Yousaf no pudo hacer mas nada.

Pero a Silvie le empezó a suceder algo extraño. Salía del coqueto hotel en una calle apartada pero céntrica al mismo tiempo, y, aunque se dirigía a la mezquita azul, sus pies y su mente la llevaban al escaparate de Yousaf. Cualquier destino que pretendiera hacer en Estambul, siempre siempre sus pies y su mente la conducían al escaparate de aquellas famosas tiendas kurdas que están en el gran bazar.

Silvie se marchó de Estambul decidida a olvidar a aquel Kurdo que, sin saber porqué, siempre lo tenía en su mente desde que se puso el collar de piedras semipreciosas incrustadas en bronce antiguo.

Cuando llegó a Dijon, le mandó un email indicándole que no se había podido despedir y relatando una serie de historias rocambolescas que, desde luego, cuando Yousaf leía el correo electrónico, se sonreía sabiendo que Silvie no lo podría olvidar tan fácil.

Sucedió un mes después. Yousaf, que tenia visado para la Unión Europea, decidió conocer Dijon y se interesó que una editorial de esa ciudad hiciese un reportaje sobre los collares kurdos que se venden en el gran bazar de Estambul.

Cuando Silvie entró en la sala de prensa de la editorial, empezaron a temblarle las piernas, y un sudor frio le recorrió todo el cuerpo y el corazón le empezó a latir en los dientes. Yousaf le dijo: – sabia que llevarías puesto el collar- . ella sonrío.

La historia es mucho mas larga, pero en resumen, Yousaf y Silvie contrajeron matrimonio por el rito católico y musulmán, tienen dos hijos, ella tiene una tienda de avalorios, collares, broches y colgantes que vende, además de en su tienda, por comercio electrónico y que son la delicia de miles y miles de mujeres europeas que le compran todo a Silvie y él es inmensamente feliz viviendo con ella a caballo entre Estambul, la región Kurda y Francia.

Me cuentan en Estambul que fue su madre quien le dijo a Yousaf que pusiese el collar en el escaparate, y cuando una mujer se detuviese mas de tres veces a observarlo con detenimiento, esa sería la mujer de su vida. El llevaba esperando doce años a que sucediese la predicción de su madre.

Pero claro, para que esto suceda, debes tener el corazón lleno de buenos deseos, que te rodee una gran aureola, que emanes vibraciones positivas y que intentes ser feliz haciendo felices a los demás. Silvie tenia todas esas cualidades.

Asi me lo contaron en Estambul y así se los cuento. La próxima vez podemos detenernos a mirar un collar. Quien sabe y sea mágico, aunque el collar especial, ya tiene dueña.

Feliz dia amigos y amigas. 

 

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La historia de » Murat El Niño» 

28 agosto, 2015 at 8:11

Me lo contaron en Estambul (2)Se llama Murat, aunque llamarse Murat en Turquia no es nada extraño porque es el nombre más común que existe en ese país para llamar a un varón. Pero este » Murat» tenía algo especial que hacia que fuese una especie de «príncipe del Bósforo». Su abuela dice que cuando él nació, vio al profeta » asomarse » en el cuarto menguante de la luna. 

Murat » El Niño » nació en uno de los barrios más humildes de la gran ciudad de Estambul, el cuarto de siete hermanos, aunque decir -el cuarto- cuando en algunos casos, los hermanos se llevaban justo 9 meses no es nada relevante. 

En su casa, el padre prácticamente no existía y la madre, por mas que se afanaba en sacar a los siete hijos, un marido inexistente pero que aparecía de vez en cuando para sembrar la intranquilidad y una suegra anciana que poco aportaba pero que sus siete hijos la veneraban, no podía hacer mucho. Varios de los hermanos de Murat » El Niño» sufrían de una extraña enfermedad de repetidos ataques epilépticos sin poder someterse al tratamiento necesario.

Un día Murat » El Niño» decidió salir a la calle con 8 años para ser el sostén de la enorme y numerosa familia. Murat trabajaba jornadas de 16 y 18 horas. En la mañana servía el Té en el gremio de los fabricantes de chaquetas de piel y artículos de peletería, (en la zona de Bayazit) en la tarde vendía calcetines o trompos en una calle aledaña al Gran Bazar y en la noche trabajaba en un restaurante que atendía a los turistas y turcos ávidos de los famosos kebak. En ese restaurante, Murat » El Niño» empezó vigilando que otros pequeños no pidieran ni vendieran en las mesas que estaban en la misma calle, después pasó a fregar platos, vasos, suelos y baños ( gran ascenso laboral ) más tarde de ayudante de los camareros y también hacía labores de recadero.

Hasta que llegó el día que cambió su vida.

Unos empresarios de Arabia Saudita que pasaron frente al restaurante se detuvieron a comer unas codornices asadas con arroz picante, entre otras viandas, y cuando se fueron se dejaron olvidado un maletín que era el muestrario de una representación de diamantes. El valor del maletín se lo podrán imaginar ya que se estaba absolutamente lleno de oro con diamantes de incrustación en una ciudad donde todo puede ocurrir y donde todo puede suceder. Hasta llevar un muestrario de cinco millones de dólares y dejarlo olvidado en medio de olores y sabores a Cordero asado y humus de garbanzos.

Llegaron los árabes sudando y muy blancos. Estaban tan blancos que parecían transparentes mas que pálidos. Hablaron con el jefe del restaurante, con los encargados pero nadie había visto absolutamente nada. Murat » el bueno» había sido requerido para hacer un recado por lo que no estaba en el restaurante cuando llegaron los árabes.

Llegó justo a tiempo de abordar al jefe de la delegación Saudita para decirle en voz baja que el maletín lo había guardado él personalmente porque no se fiaba de algunas personas que trabajaban allí. Murat guardó el maletín en un falso techo del baño del restaurante.

Pero ya el jefe Arabe le había hecho una promesa a Alá de que si aparecía el maletín compensaría a la persona que lo devolviese con la cuarta parte del valor que tuviese el tesoro perdido. Y las promesas se hicieron para cumplirlas. 

Y así fue. Mohamed llegó al siguiente día buscando a Murat » El Niño» para entregarle mas de un millón de dólares , Justo el mismo día que Murat cumplía 10 años. Mohamed , al ver que era demasiada cantidad de dinero para que un niño tan pequeño lo administrara, nombro un albacea y fue así como la familia de Murat » el bueno » salió de la extrema pobreza, sus hermanos empezaron con el caro tratamiento, Murat volvió a la escuela aunque seguía trabajando en las tardes en el mismo restaurante y lo primero que pidió al rico Arabe con el dinero que le habían dado,fue una caja de maravillosos dulces árabes y delicias turcas para su abuela que tanto se había sacrificado por ellos y poder celebrar su cumpleaños comiendo estas maravillas que él observaba y olía en el restaurante pero que jamás comía. Cuando vio la caja de dulces empezó a creer que Alá lo había bendecido. 

Cuentan que los camareros del restaurante aun siguen » obligando» al niño Murat a que cuente la historia de lo que allí pasó pero sin decir quien fue el agraciado. 

También cuentan que varios de los hermanos de Murat » El Niño» comenzaron a trabajar para los Sauditas en su fábrica de Estambul. La leyenda dice que se mudaron al barrio de Fatih en el mismo centro de Estambul a una casa que les dejó Mohamed para que la habitaran. La madre de Murat tuvo que aprender nuevamente a sonreír porque se le había olvidado. El padre hacia unos meses que dejó de aparecer para alegría de los otros miembros de la familia. 

Esta historia me la contaron en Estambul viendo como el sol se ponía y teñía de dorado las aguas del Bósforo y tal cual se las cuento.      

 

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la Triste historia de Asuman 

27 agosto, 2015 at 16:25
  •  ME LO CONTARON EN ESTAMBUL 
  • Se llama Asuman y nació en una pequeña aldea que aún hoy no se sabe si es de Turquia o es de Bulgaria, justo en la frontera de estos dos enigmáticos países nació Asuman, una mujer con una historia francamente triste y misteriosa.
  • Asuman era feliz en su aldea, y era mas feliz en verano que en invierno. En la temporada estival, Asuman y sus primas salían a buscar frutos silvestres de los bosques de la zona Turco-Búlgara que después mezclaban con yogurt frío y conversando y cantando canciones populares turcas les daba la media noche. Los inviernos eran más tristes siempre. 
  • Un día pasó frente a su casa un camión cargado de neumáticos con destino a una ciudad búlgara y el chofer camionero de nombre Berat se detuvo en la casa para pedir agua y, en ese momento, Berat se fijó en los 16 años y en la vida de Asuman.
  • Al regreso de Bulgaria Berat se volvió a detener en la casa para » arreglar » con el padre que quería pasar el resto de sus días con Asuman. El conductor del desvencijado camión habló con su prometida y le contó lo maravillosa que era la ciudad de Estambul. A las dos horas de hablar de mezquitas, continentes, especias, bazares, oro, algodón, luz, magia, Asuman decidió irse con Berat que, por cierto, era un otomano muy apuesto. No fue por obligación que Asuman partió a Estambul, fue por devoción. 
  • Llegaron a Estambul a una pequeña casa que compartía Berat con su hermana y un sobrino y en esa casa fueron durante unos años inmensamente felices, tan felices fueron que se mezclaba el rezo de la tarde que salía de las mezquitas con los suspiros de amor de Asuman y Berat.
  • Una tarde, la Policia fue en busca de la feliz mujer para que los acompañara hasta un recinto en las afueras de la mágica Estambul. Era un lugar donde reposaban personas sin vida y a ella le tocó reconocer el cuerpo del chofer, de su amado, de su vida, de su dios desconocido que la llevaba a lugares inexistentes donde solo existía el silencio y la felicidad. Berat falleció en un trágico accidente cuando se quedó dormido pensando y recordando maravillado a Asuman. 
  • A Asuman le cambio el rictus de la cara para el resto de sus días. Le cambio el alma, le cambio el espíritu, le cambio la vida.
  • La ultima vez que la vieron deambulaba cerca de la estación de Aksaray. Pero a Asuman se le olvidó de donde venía , donde había nacido y no recordaba ya los veranos con olor a frutos silvestres y a yogurt frío terminado de hacer.
  • Eso me lo contaron en Estambul   
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Mi concepto de » Magia» 

18 agosto, 2015 at 12:29

Queridos amigos y amigas.Este verano para mí, ha sido, digamos, mágico. » Lo mágico es aquello que te lleva a un estado de confort que a veces no sabes explicar con palabras pero que realmente existe». A ese estado lo denomino MAGIA. 

En este verano me he dado cuenta que ya me sobra casi todo cuando voy a viajar. Lo que metemos en nuestro equipaje quizá cambia. Hace unos años era impensable que yo viajase sin facturar, pero ya en un pequeño bolso de cabina me cabe absolutamente todo. «Ahora busco los momentos mágicos».

Ha sido mágico este verano con mis pocos días en la Gomera pero, suficientes para saber es ahí donde quiero volver algún día. A mis orígenes, a mis recuerdos, a mis ilusiones de niño, a mis fantasías. Cuando decimos que La Gomera es » mágica » creo que es precisamente porque nos lleva a un estado de confort que no sabemos explicar con frases hechas. Es pura magia desde que te levantas hasta que te acuestas. 

Después cuando viajo a algún destino me convierto en observador de Ciudad ( creo que ya en algún post escrito anteriormente lo he comentado) he llegado a reconocer a Canarios/as en otras ciudades del mundo no por su forma de hablar, sino por su forma de caminar.

Lo mismo me pasa con algunas nacionalidades que, de verlos caminar podría adivinar su país de origen. Tengo esa virtud de observarlo todo, de fijar situaciones, de analizar a la velocidad de la luz cuando viajo a algún sitio. 

Después también me encanta volver a visitar lugares que hace años que no he vuelto. Por ejemplo, eso me ha pasado con la ciudad de Toledo y la potenciación de sus tres culturas. El barrio judío etc. Situaciones que anteriormente pasaban desapercibidas y hoy le das un valor inconmensurable. Me sucedió el año pasado en una visita nocturna y aun conservo el recuerdo en mi mente, como muchos otros recuerdos de viajes mágicos. 

O por ejemplo en Vallehermoso. En el barranco que tanto jugué ahora han creado un » sendero» con un camino precioso que te lleva desde la » punta de la Vegueta » hasta la playa y caminas en medio de cañaverales de barranco, plantaciones de berros, sonidos de ranas, el canto de los pájaros, la escucha del silencio. El sendero está señalizado y estoy seguro que en poco tiempo serán muchos los visitantes que vayan especialmente a verlo, caminarlo y disfrutarlo. Dicho sendero atraviesa por el jardín botánico del pueblo y ya he leído en la prensa que esperan acondicionarlo pronto. Eso sería vital y después con promoción y paciencia se convertiría en uno de los lugares más atractivos de la isla. Los que conocen el lugar saben de lo que hablo y los que no lo conocen, cuando vayan me darán la razón. Ese paseo no se podrá olvidar nunca si lo hacemos con los » cinco sentidos» y lo convertimos en mágico. Claro, la magia también es una actitud en la vida. 

Y el verano va pasando, y cuando aquí llegue el otoño, el 21 de septiembre, será primavera en el cono Sur, al otro lado del mundo. Y cuando nos demos cuenta, esteremos cantando o escuchando un villancico o asistiendo a una cena-Baile de un grupo de Carnaval.

Por eso es que debemos disfrutar intensamente los momentos mágicos que no son otros que los que nos generan ese estado de confort y que hacen que se regule nuestra tensión arterial, nuestro colesterol y nuestra glucemia. 

Disfruten del mes que aún nos queda de verano con toda la intensidad que puedan y no olviden que la magia es una actitud. 

La foto que ilustra este post es la de un » auténtico estado de confort» en un lugar absolutamente mágico.  

  Sean felices 

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