Moisés » el Herrero».
Queridos amigos, amigas y confidentes.
Ayer para mi fue un día especial porque descubrí que algunas personas que trabajan con el yunque y con la fragua pueden tener el corazón más noble que se pueda conocer.
Ayer, me fui a visitar el taller de herrería de Moisés Afonso en Icod de Los Vinos. A Moisés lo conocí en la feria de artesanía de Arafo y después en Tejina, y desde los primeros compases de la conversación ya sabía que estaba ante una persona íntegra.
Pues hoy visité su taller, en lo alto de Icod de los Vinos. Fueron tantas las sorpresas que no se sí podré escribirlas en esta reflexión.
Moisés destilaba por los ojos el mismo fuego que hace una fragua cuando modela el hierro. Moisés me hablaba con tanto orgullo de su padre que me emocionó. «Mi padre era Herrero y también ponía las películas en el cine viejo de Icod» » mi padre me enseñó todo lo que sé y yo estoy feliz de hacer lo que hago» «soy feliz aquí». Me decía Moisés.
Y entre el yunque, la fragua, los martillos, las molduras, las laminas de acero y los cinceles siguió nuestra conversación.
Hablamos de los encargos de los clientes, de la satisfacción que le produce el poder rehabilitar piezas viejas que ya no se usan. Allí había pesas de las de antes, planchas de las que se calentaban, cabeceros de camas del siglo XVI traídos Dios sabe de donde, y ahí estaba Moisés Explicándome todo con la mirada ilusionada.
Yo no paraba de preguntar. La herrería me trasladó a mi pueblo donde había un Herrero, allá por los años 60 en todo en centro de la plaza de Vallehermoso. La casa del Herrero era el centro de la plaza.
Moisés me habló de su familia y con toda la humildad del mundo me contó uno de sus proyectos.
El proyecto es nada más y nada menos, que una de sus piezas ha sido seleccionada ya como finalista para la XVIII edición del Concurso de Artesanía de la Ciudad de Burgos. ( uno de los más prestigiosos de España) donde Moisés logró que su obra de arte titulada: » juegos de niñez en el olvido» esté en esa cotizada final.
La pieza refleja la sensibilidad de Moisés. Es una estiladera en una base de hierro que te traslada a los juegos de antaño y que este Icodense ha sabido plasmar de manera sutil y sensible. La pueden apreciar en la foto que ilustra esta reflexión.
Seguimos hablando y entre más conversaba, más me contagiaba su ilusión, sus ganas de seguir siendo feliz en la herrería, sus ganas de vivir intensamente cada una de las piezas que de manera artesanal salen del yunque y de la fragua.
Lo mejor de toda la conversación es que Moisés está dispuesto a enseñar a un grupo de jóvenes este oficio para que no desaparezca y yo, desde luego, voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que así sea, para que haya más gente que siga siendo feliz como Moisés. ¡Que grande es la gente que quiere enseñar lo que sabe con generosidad!.
Estimado Moisés, hoy te quiero dar las gracias porque vale la pena conocer en la vida personas que aman lo que hacen por más sencillo que nos parezca, personas que son felices con el trabajo artesano, personas que desprenden ilusión con lo que elaboran, personas que son humildes, sencillas y que emanan una energía positiva indescriptible y única.
Yo no soy egoísta, amigos y amigas. Y es por eso que les recomiendo que conozcan a Moisés, que vayan a su taller de herrería tradicional que además es visitable y comprueben todo lo que les he dicho. Desde las piezas elaboradas con la forja y la fragua hasta la sonrisa de este ser humano que emana felicidad por los cuatro costados.
Yo me fui gratificado totalmente y quiero que ustedes también lo sean.
El taller está en la calle Jazmín N. 5 de Icod de los Vinos. Y como yo no se llegar muy bien porque me llevó un amigo lo llaman antes. El teléfono es 629166457. Yo les recomiendo que cuando vayan al norte visiten a «Moisés el Herrero». Yo pensaba que los herreros tendrían el corazón de hierro por tanto calor de la fragua, pero me he equivocado por completo.
Hoy me siento más orgullosamente Canario porque en mi tierra haya gente como Moisés.
Feliz verano amigos y amigas.